La historia de la creación del mundo se encuentra en Génesis, el primer libro de la Biblia y el primero del pentateuco.
Esta historia es importante porque introduce a Dios como el creador del
mundo y como el único Dios. Diferente a otros cuentos o fábulas que
tratan de explicar el origen del universo, en Génesis 1:1 vemos que Dios
actúa solo. Que Dios es creador y que es uno solo es una de las creencias básicas del cristianismo.
Día 1: En el primer día Dios creó la luz y la separó de las
tinieblas. Dios vio que la luz era buena y así concluyo el primer día.
Nota que el pasaje no dice que Dios creo la oscuridad y que la considero
buena. A la luz llamó día y a la oscuridad noche. (Génesis 1:3-5)
Día 2: En el segundo día de la creación Dios separó los cielos
y la tierra. Dios hizo esto creando un espacio para separar las aguas
de la tierra con las aguas de los cielos. (Génesis 1:6-8)
Día 3: Dios continúo organizando su creación en el tercer día.
Agrupó las aguas y las llamó mares y dio a revelar la tierra seca. Ya
para este punto las condiciones eran adecuadas para la vegetación. Dios
ordenó que la tierra produjera toda semilla, planta y fruto. (Génesis
1:9-13)
Día 4: En el cuarto día Dios creó el sol, la luna y las
estrellas. Recuerda que la luz ya existía desde el primer día. El
propósito de estas estrellas, por lo menos en el verso 14, dice que eran
para distinguir entre el día y la noche, y para darnos un sentido del
tiempo. Dice que por el sol, la luna y las estrellas podemos marcas las
estaciones, los días y los años. Desde la antigüedad han habido culturas
paganas que adoran al sol y a la luna como dioses. Otros creen que las
estrellas pueden revelar el destino de una persona. En este pasaje Dios
nos da a entender que él esta sobre estas cosas. No hay divinidad en el
sol, ni en la luna, ni en las estrellas. Son parte de la creación de
Dios y sirven el propósito que Dios a determinado dentro de la
naturaleza. (Génesis 1:14-19)
Día 5: Los primeros animales llegaron en el quinto día de la
creación. En esta etapa la creación se estaba poniendo más compleja. Los
mares fueron llenos de peces y otros animales marinos. Los cielos
fueron llenos de aves. Dios los bendijo y los ordenó a multiplicarse.
Esta primera bendición empezó un proceso natural que nada ni nadie ha
podido parar. Mientras Dios diga, la vida siempre va a producir vida.
Sea de un animal o de un ser humano, la vida es un milagro de Dios.
(Génesis 1:20-23)
Día 6: El punto culminante de la creación ocurrió en el sexto
día. Primero, Dios ordena que la tierra produjera todo tipo de bestia.
Todo animal que corre, brinca y se arrastra vino en existía durante el
día seis.
El verso 26 Dios cambia su tono al crear el hombre. En los días
previos vemos que Dios ordena una acción. Vemos frases como "Dios dijo
hágase…" o "Dijo Dios: Prodúzcase…". Ahora Dios dice "Hagamos al hombre
en nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza". Esto no fue un
mandamiento a la creación como lo fue cuando el ordeno que la tierra
produjera vegetación, los mares peces y los cielos aves. La creación del
hombre fue una obra muy personal. Muchos usan el este verso como
evidencia de la presencia de la trinidad.
El verso 27 se puede leer como una celebración de la humanidad. Dice:
"Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y
hembra los creó". Es como un corto poema dentro de la narración.
Al final de las obras anteriores Dios vio que su creación era buena.
En esta ocasión Dios expresa un poco más de gozo al reflejar en la
creación de este día y dice que lo que había creado "…era bueno en gran
manera". (Génesis 1:24-31)
Día 7: Dios descanso el séptimo día y lo declaro un día santo. Tradicionalmente el séptimo día es el sábado. (Génesis 2:1-3)
La creación en Génesis 2: El segundo capítulo de Génesis da un
breve resumen de la creación pero mayormente se enfoca en la creación
de los primeros seres humanos. Es como si pusieras una lupa sobre los
versos de Génesis 1:26-28 para ver los detalles. Es en el segundo
capítulo que vemos los nombres de Adán y Eva y su lugar en el huerto del
Edén.
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